lunes, 24 de noviembre de 2008

detalles para descubrir... ¿o para encubrir?

¿Creen que sea realmente necesario disimular nuestra verdadera personalidad cuando recién conocemos a alguien? La teoría dice que nuestros amigos nos aceptan tal y como somos pero que en cambio, cuando recién entablamos trato con una persona ajena a nuestro entorno habitual estamos destinados a versionar nuestras facetas distintivas hasta hacerlas lucir lo más “normales” posibles. Inicialmente parecería una técnica de comercialización totalmente aceptable, de hecho… no estaría de más incluir la leyenda “no se aceptan devoluciones después del tercer día hábil” en las servilletas del bar en el que tenemos esa primer salida… Pero desde otra perspectiva, esta analogía con producto made in Taiwán me llevó a pensar en cómo cada uno de esos rasgos psicóticos en mayor o menor medida y muy a pesar de nuestros esfuerzos por mantenerlos escondidos, siempre terminan por manifestarse. ¿Cuanto tiempo se puede tardar en descubrir una manía por el doble sentido redundante o una insalubre tendencia a alinear cualquier cosa que se me ponga adelante y ni hablar de una impresentable carcajada muy poco cauta para ciertos círculos sociales…? Si, ineludiblemente y muy a mi pesar así como nunca tuve buen talento para la mentira, no se si por una cuestión de orgullo personal o puro descuido, pero no sirvo para disimular esos pequeños detalles pintorescos (¿o Dantescos?) de mi personalidad durante mucho tiempo.
Por otro lado es un detalle a considerar que en algunos aspectos sucede todo lo contrario… existen determinadas actitudes que usualmente disimularíamos en nuestro entorno; que en una salida se dejan escapar sin necesidad de falsos pudores. Es una muestra de ello todos esos hábitos empalagosos tan usados con gente que apenas conocemos y que jamás (pero jamás) usaríamos para con algún amigo, así sea de toda la vida.
De todas formas, no creo que unas u otras sean actitudes reprochables ni menos, por el contrario, pienso que son dos de las costumbres más divertidas que tiene el hecho de conocer a una persona y principal causa por la cual en un bar se pueden reconocer a primera vista las parejas que salen por primera vez… porque entre tanto encubrir y descubrir… aunque terminen actuando como cualquier otra persona que en nada se les parece a lo que cotidianamente sean… Están siendo más auténticos que ninguna vez.

jueves, 13 de noviembre de 2008

¿La reingeniería de la inspiración?

La falta de inspiración sirvió como excusa a una inmensa cantidad de canciones en las que por medio de esta temática logran el mismo objetivo que si las musas hubiesen brindado su sustento… Pero éste es un beneficio exclusivo de los cantantes, que no solo son los únicos habilitados a transformar la falta de aptitud creativa en arte… sino que muchas veces lo logran con muy buenos resultados.
Por ejemplo podemos tomar el caso de la literatura, ámbito en el que claramente no se corre con la misma suerte. Si se tratara mediante esta metodología iniciar lo que podríamos denominar como un “antirrelato” no solo que no se consideraría como un logro, sino que se iría directo al índice para comprobar si por lo menos el zángano del autor se dignó a incluir algunas ilustraciones, fotos o su e- mail personal para enviarle cualquier tipo de insulto por habernos estafado de esa manera.
Por otro lado, si mañana llegara al trabajo y la mirara a mi jefa directo a los ojos y con total seguridad le confesara que no siento la motivación de realizar mi trabajo porque la iluminación de mi alma se siente sin fuerzas creo que después de echarme me recontrataría solo para poder volver a hacerlo.
Otro ejemplo sería el de tantos chicos que en su afán de encontrar el amor de su vida… (O de las próximas cinco horas) Realizan ardua tarea de narrar todo tipo de relato, aventura, anhelo o como se dice en el uso cotidiano, mentiras ¿Creen que sería posible que se paren frente a ella y le digan simplemente: Sabes... no se me ocurre nada para decirte, y me pareció buena idea que lo sepas…? Solo (quizás) en el caso que alguien hubiese usado antes el “el nunca te dijeron que sos muy linda” y porque todavía seguiría preguntándose si era tonto, se hacía el tarado o no resulta para nada excluyente una cosa de la otra...
Bueno… teniendo en cuenta que empecé a escribir como consecuencia de la falta de inspiración no me quejo de los resultados… y les confieso que ciertamente saquear las musas tiene un encanto particular… quizás por el hecho de sacar algo creativo de la nada… o solo por comprobar que la ley del menor esfuerzo todavía sirve.